Trastorno del Procesamiento Sensorial

El trastorno del procesamiento sensorial (TPS) es una condición en la que el cerebro tiene dificultades para recibir, interpretar y responder a la información sensorial del entorno y del propio cuerpo. Esto puede hacer que las personas reaccionen de manera exagerada, insuficiente o inapropiada a estímulos como sonidos, texturas, luces, olores o movimientos. Es más común en niños, pero también puede afectar a adultos.

Causas

La causa exacta del TPS no se conoce completamente, pero los investigadores sugieren que puede estar relacionada con varios factores:

  1. Factores neurológicos:
    • Alteraciones en las conexiones cerebrales que procesan la información sensorial.
    • Problemas en la integración de los estímulos de diferentes sentidos.
  2. Factores genéticos:
    • Mayor prevalencia en familias con antecedentes de trastornos del desarrollo, como el autismo o el TDAH.
  3. Factores prenatales y perinatales:
    • Complicaciones durante el embarazo, como infecciones o exposición a sustancias tóxicas.
    • Parto prematuro o bajo peso al nacer.
  4. Factores ambientales:
    • Experiencias tempranas de privación sensorial o estrés severo.

Aunque el TPS puede ocurrir de forma aislada, también se asocia con condiciones como el autismo, TDAH y trastornos de ansiedad.

Signos y síntomas

Los síntomas varían ampliamente según cómo se afecte el sistema sensorial de la persona. Pueden dividirse en dos categorías principales:

  1. Hipersensibilidad (respuesta exagerada):
    • Molestia extrema por ruidos, luces brillantes o ciertos olores.
    • Rechazo a tocar ciertas texturas o materiales (ropa, alimentos).
    • Evitar el contacto físico, como abrazos o caricias.
    • Ansiedad o frustración en ambientes con muchos estímulos sensoriales.
  2. Hiposensibilidad (respuesta insuficiente):
    • Búsqueda constante de estímulos intensos (movimientos bruscos, ruidos fuertes).
    • Necesidad de tocar todo para explorarlo.
    • Falta de respuesta a dolor o cambios de temperatura.
  3. Problemas de integración sensorial:
    • Dificultad para coordinar movimientos, como correr, saltar o abotonar ropa.
    • Problemas de equilibrio o torpeza.
    • Dificultad para concentrarse en entornos con distracciones sensoriales.

Estos síntomas pueden afectar actividades cotidianas como comer, vestirse, jugar, aprender o interactuar con otros.

¿Cuándo visitar al médico?

Debes buscar ayuda profesional si:

  • Un niño tiene reacciones extremas a estímulos que parecen normales para otros.
  • Hay retrasos significativos en el desarrollo motor o problemas para realizar tareas básicas.
  • El comportamiento sensorial afecta su capacidad para socializar, aprender o realizar actividades diarias.
  • Observas signos persistentes de incomodidad o ansiedad relacionados con estímulos sensoriales.

Un terapeuta ocupacional especializado en integración sensorial puede realizar una evaluación detallada.

Tratamiento

Aunque no existe una cura para el TPS, el tratamiento puede ayudar a las personas a manejar mejor sus reacciones sensoriales y mejorar su calidad de vida.

  1. Terapia de integración sensorial (TIS):
    • Diseñada por terapeutas ocupacionales para ayudar a las personas a procesar y responder de manera más efectiva a los estímulos sensoriales.
    • Incluye actividades personalizadas, como balancearse, saltar o manipular objetos con diferentes texturas.
  2. Estrategias personalizadas:
    • Ajustar el entorno para minimizar estímulos desencadenantes (luces, ruidos).
    • Crear una «dieta sensorial,» una rutina de actividades que satisfagan las necesidades sensoriales específicas de la persona.
  3. Apoyo emocional y psicológico:
    • Terapia cognitivo-conductual para manejar la ansiedad o frustración asociada con el TPS.
    • Enseñanza de habilidades sociales para facilitar la interacción con otros.
  4. Educación y apoyo a la familia:
    • Los padres y cuidadores pueden aprender técnicas para ayudar al niño a enfrentar situaciones sensoriales difíciles.
    • Colaboración con maestros para adaptar el entorno escolar.

Consejos prácticos para el manejo del TPS

  • Crear un entorno seguro: Usa auriculares para bloquear ruidos, ropa cómoda y espacios tranquilos para descansar.
  • Fomentar actividades sensoriales: Como juegos con plastilina, agua, arena o música relajante.
  • Establecer rutinas claras: La previsibilidad ayuda a reducir el estrés sensorial.
  • Celebrar logros: Recompensar pequeños avances fortalece la confianza y motivación.

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