El síndrome nefrótico es un conjunto de signos clínicos que aparecen cuando los riñones dañan los glomérulos (las estructuras que filtran la sangre). Esto permite que grandes cantidades de proteínas se escapen a través de la orina, provocando una serie de complicaciones en el cuerpo.
Los cuatro elementos principales que caracterizan el síndrome nefrótico son:
- Proteinuria masiva (más de 3.5 gramos por día)
- Hipoalbuminemia (niveles bajos de albúmina en sangre)
- Edema (hinchazón, especialmente en piernas, tobillos y párpados)
- Hiperlipidemia (aumento de colesterol y triglicéridos)
¿Cómo comprobar los signos y síntomas del síndrome nefrótico?
Para comprobar la presencia del síndrome nefrótico, se deben observar los siguientes síntomas:
- Hinchazón (edema) en piernas, tobillos, cara y, en casos graves, en todo el cuerpo.
- Orina espumosa debido a la alta cantidad de proteínas.
- Fatiga y debilidad general.
- Aumento de peso rápido por retención de líquidos.
- Infecciones frecuentes, especialmente urinarias.
- Pérdida de apetito o náuseas.
El diagnóstico se confirma con:
- Análisis de orina: para detectar y cuantificar la proteinuria.
- Exámenes de sangre: niveles bajos de albúmina y altos de colesterol.
- Biopsia renal: en algunos casos, para identificar la causa subyacente.
Que hacer y que no hacer para aliviar los síntomas
Qué hacer:
- Consultar al médico ante la aparición de hinchazón persistente.
- Reducir el consumo de sal para controlar la retención de líquidos.
- Seguir una dieta equilibrada, con adecuada cantidad de proteínas según indicación médica.
- Tomar los medicamentos prescritos puntualmente (diuréticos, antihipertensivos, inmunosupresores si es necesario).
- Monitorear la presión arterial y peso corporal diariamente.
- Mantener una buena higiene para evitar infecciones.
Qué no hacer:
- No suspender medicamentos sin autorización médica.
- No consumir remedios naturales o diuréticos sin indicación médica.
- Evitar el exceso de líquidos si hay edema severo (solo bajo indicación médica).
- No ignorar signos de infección, fiebre o dificultad respiratoria.
- No seguir dietas sin supervisión profesional, especialmente si hay pérdida de proteínas.
Causas comunes del síndrome nefrótico
Las causas más comunes del síndrome nefrótico pueden dividirse en:
1. Primarias (enfermedades renales):
- Glomeruloesclerosis focal y segmentaria (GEFS)
- Nefropatía por cambios mínimos (más común en niños)
- Glomerulonefritis membranosa
2. Secundarias (otras enfermedades que afectan al riñón):
- Diabetes mellitus (nefropatía diabética)
- Lupus eritematoso sistémico
- Infecciones crónicas (hepatitis B o C, VIH)
- Uso de ciertos medicamentos (antiinflamatorios, antibióticos, litio)
Identificar la causa es fundamental para guiar el tratamiento más adecuado.
Posible tratamiento del síndrome nefrótico
El tratamiento del síndrome nefrótico depende de su causa, pero en general incluye:
- Diuréticos: para reducir el edema.
- Inhibidores de la ECA o ARA II: para controlar la presión arterial y reducir la pérdida de proteínas.
- Estatinas: para tratar la hiperlipidemia.
- Anticoagulantes: si hay riesgo de trombosis.
- Inmunosupresores o corticoides: en casos autoinmunes o por enfermedades glomerulares específicas.
- Cambios dietéticos: reducir sal, ajustar proteína y controlar colesterol.
El seguimiento regular con un médico familiar o nefrólogo es crucial para evitar complicaciones a largo plazo como insuficiencia renal.
¿Cuándo ir al médico?
Debes acudir al médico si presentas:
- Hinchazón persistente o progresiva.
- Orina espumosa o disminución en el volumen de orina.
- Fatiga constante sin razón aparente.
- Infecciones urinarias frecuentes.
- Tienes antecedentes de enfermedades renales, diabetes o lupus.
- Resultados anormales en exámenes de orina o sangre.
El síndrome nefrótico es una condición seria que requiere evaluación médica oportuna. El tratamiento temprano mejora el pronóstico y calidad de vida.