Sarampión

El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa causada por el virus Morbillivirus. Se propaga fácilmente a través del contacto directo con una persona infectada o por el aire cuando alguien tose o estornuda. Aunque la mayoría de los casos son leves, el sarampión puede causar complicaciones graves, especialmente en niños pequeños, adultos mayores y personas con sistemas inmunológicos debilitados. Es prevenible mediante la vacunación.

Causas

El sarampión es causado por el virus del sarampión, que se transmite a través de:

  1. Gotitas respiratorias:
    • Inhalación de gotitas expulsadas cuando una persona infectada tose, estornuda o habla.
  2. Contacto directo:
    • Tocar superficies contaminadas con el virus y luego llevarse las manos a la boca, nariz u ojos.

El virus puede sobrevivir en el aire o en superficies durante varias horas. Una persona infectada puede contagiar a otros desde 4 días antes hasta 4 días después de que aparezca la erupción cutánea.

Factores de riesgo

  • No haber recibido la vacuna contra el sarampión.
  • Viajar a regiones donde el sarampión es común.
  • Vivir en áreas con bajas tasas de vacunación.

Signos y síntomas

Los síntomas del sarampión suelen aparecer entre 10 y 14 días después de la exposición al virus. Se desarrollan en etapas:

  1. Fase inicial (3-5 días):
    • Fiebre alta.
    • Tos seca.
    • Secreción nasal.
    • Conjuntivitis (ojos rojos e irritados).
  2. Manchas de Koplik:
    • Pequeñas manchas blancas en el interior de las mejillas, que aparecen antes de la erupción.
  3. Erupción cutánea:
    • Inicia como manchas rojas planas en la cara y detrás de las orejas, que luego se extienden al resto del cuerpo.
    • Las manchas pueden formar áreas elevadas y provocar picazón leve.

Complicaciones del Sarampión

Aunque muchos casos de sarampión son leves, puede causar complicaciones graves, como:

  1. En niños pequeños:
    • Infecciones de oído que pueden llevar a pérdida auditiva.
    • Neumonía, la complicación más común y grave.
    • Diarrea severa que puede causar deshidratación.
  2. En adultos o personas inmunocomprometidas:
    • Encefalitis (inflamación del cerebro), que puede causar daño cerebral permanente.
    • Complicaciones durante el embarazo, como parto prematuro o bajo peso al nacer.
  3. Riesgos a largo plazo:
    • Panencefalitis esclerosante subaguda (PEES): Una complicación rara y fatal que puede aparecer años después de la infección.

¿Cuándo visitar al médico?

Debes buscar atención médica si:

  • Tú o tu hijo presentan fiebre, erupciones cutáneas y otros síntomas similares al sarampión.
  • Has estado en contacto con alguien diagnosticado con sarampión.
  • No tienes certeza de estar vacunado contra el sarampión y has estado expuesto al virus.

Tratamiento

No existe un tratamiento específico para curar el sarampión, pero los cuidados adecuados pueden aliviar los síntomas y prevenir complicaciones:

  1. Alivio de síntomas:
    • Paracetamol o ibuprofeno para reducir la fiebre y el dolor.
    • Reposo y consumo de líquidos para evitar la deshidratación.
    • Uso de humidificadores para aliviar la tos y la congestión nasal.
  2. Suplementos de vitamina A:
    • Reducen la gravedad de los síntomas y el riesgo de complicaciones, especialmente en niños desnutridos.
  3. Cuidado médico especializado:
    • Hospitalización en casos graves, como neumonía o encefalitis.

Prevención

La vacunación es la mejor manera de prevenir el sarampión:

  1. Vacuna triple vírica (SRP):
    • Protege contra el sarampión, las paperas y la rubéola.
    • Administrada en dos dosis: la primera entre los 12 y 15 meses de edad y la segunda entre los 4 y 6 años.
  2. Inmunidad de grupo:
    • Las altas tasas de vacunación protegen a quienes no pueden vacunarse, como bebés menores de 12 meses o personas inmunocomprometidas.
  3. Evitar la exposición:
    • Mantente alejado de personas infectadas durante el periodo de contagio.

Consejos para el manejo diario

  • Aísla al paciente para evitar la propagación del virus.
  • Mantén la higiene adecuada, como lavado frecuente de manos.
  • Evita el contacto con personas vulnerables (bebés, ancianos o personas con sistemas inmunológicos debilitados).

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