La poliomielitis, conocida comúnmente como polio, es una enfermedad viral altamente contagiosa causada por el poliovirus. Este virus ataca el sistema nervioso y puede provocar parálisis permanente en algunos casos. Aunque muchas infecciones son asintomáticas, las formas graves de polio pueden ser mortales. La polio está casi erradicada gracias a las campañas de vacunación global.
Causas
La polio es causada por el poliovirus, que se transmite principalmente a través de:
- Vía fecal-oral:
- Ingestión de alimentos o agua contaminados con heces que contienen el virus.
- Contacto directo:
- A través de la saliva o secreciones de la nariz y garganta de una persona infectada.
Factores de riesgo
- No estar vacunado contra la polio.
- Vivir en áreas con malas condiciones sanitarias.
- Viajar a regiones donde la polio aún no está erradicada.
- Contacto cercano con una persona infectada.
Signos y síntomas
La poliomielitis tiene varias formas clínicas que varían en gravedad:
- Poliomielitis no paralítica (leve):
- Fiebre.
- Fatiga y dolor de cabeza.
- Dolor de garganta.
- Dolor muscular o rigidez en la espalda y cuello.
- Poliomielitis paralítica (grave):
- Pérdida de reflejos.
- Debilidad muscular repentina (generalmente en las piernas).
- Parálisis flácida que puede ser temporal o permanente.
- Síndrome post-polio (años después de la infección):
- Fatiga progresiva.
- Debilidad muscular.
- Dolor articular.
Complicaciones
- Parálisis permanente:
- Ocurre en menos del 1% de las infecciones, pero puede ser incapacitante.
- Problemas respiratorios:
- Si los músculos del diafragma están afectados, puede ser necesaria ventilación asistida.
- Deformidades:
- En casos graves, puede provocar malformaciones en extremidades debido a la debilidad muscular.
- Muerte:
- En casos graves, la parálisis de los músculos respiratorios puede ser fatal.
¿Cuándo buscar atención médica?
Debes buscar atención inmediata si tú o un ser querido presentan:
- Síntomas de debilidad muscular repentina.
- Dificultad para respirar.
- Dolor intenso o rigidez en el cuello y espalda junto con fiebre.
Tratamiento
No existe un tratamiento específico para curar la poliomielitis. El manejo se centra en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones:
- Cuidados de soporte:
- Reposo y manejo del dolor con analgésicos.
- Fisioterapia para mantener la movilidad y prevenir deformidades.
- Asistencia respiratoria:
- En casos de dificultad respiratoria, puede ser necesario el uso de un ventilador.
- Atención especializada:
- Terapias de rehabilitación para maximizar la función muscular en casos de parálisis.
Prevención
La prevención es la clave para erradicar la poliomielitis:
- Vacunación:
- Vacuna inactivada contra la polio (IPV): Se administra mediante inyección.
- Vacuna oral contra la polio (OPV): Usada en campañas masivas en países en desarrollo.
- Ambas vacunas son altamente efectivas y seguras.
- Higiene adecuada:
- Lavado frecuente de manos con agua y jabón.
- Consumo de alimentos y agua potable en condiciones higiénicas.
- Cobertura vacunal completa:
- Asegúrate de que los niños reciban todas las dosis de la vacuna según el calendario de inmunización.
Consejos para el manejo diario
- Mantén una buena higiene personal y alimentaria para reducir el riesgo de exposición.
- Promueve la vacunación en tu comunidad para prevenir brotes.
- Consulta regularmente con un médico si experimentas debilidad o fatiga persistente, especialmente si tuviste polio en el pasado.