Neoplasia Maligna del Útero

La neoplasia maligna del útero, también conocida como cáncer uterino, es una enfermedad en la que las células anormales del útero comienzan a crecer de manera descontrolada. Es uno de los tipos de cáncer ginecológico más comunes y puede desarrollarse en el revestimiento interno del útero (endometrio) o, menos frecuentemente, en el tejido muscular (sarcoma uterino). El cáncer de endometrio es el más frecuente y afecta principalmente a mujeres después de la menopausia.

Causas

Aunque la causa exacta no siempre es clara, varios factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar una neoplasia maligna del útero:

  1. Desequilibrios hormonales:
    • El exceso de estrógeno sin una adecuada compensación de progesterona puede estimular el crecimiento anormal del endometrio.
  2. Edad avanzada:
    • Es más común en mujeres mayores de 50 años.
  3. Obesidad:
    • La grasa corporal contribuye a un aumento de los niveles de estrógeno, lo que incrementa el riesgo.
  4. Síndrome de ovario poliquístico (SOP):
    • Asociado a ciclos menstruales irregulares y mayores niveles de estrógeno.
  5. Historia médica y familiar:
    • Antecedentes de cáncer de mama, ovario o colon.
    • Presencia de síndromes genéticos como el síndrome de Lynch.
  6. Terapias hormonales:
    • Uso prolongado de estrógeno sin progesterona o tamoxifeno para el tratamiento de cáncer de mama.
  7. Otros factores:
    • Diabetes, hipertensión y menstruación temprana o menopausia tardía.

Signos y síntomas médicos

Los síntomas varían según la etapa de la enfermedad, pero los más comunes incluyen:

  1. Sangrado vaginal anormal:
    • Sangrado después de la menopausia.
    • Períodos menstruales más abundantes o prolongados en mujeres premenopáusicas.
    • Sangrado entre períodos.
  2. Dolor pélvico:
    • Sensación de presión o dolor persistente en la región pélvica.
  3. Flujo vaginal anormal:
    • Flujo acuoso o con sangre que puede tener mal olor.
  4. Otros síntomas:
    • Pérdida de peso no intencionada.
    • Dificultad o dolor al orinar.
    • Dolor durante las relaciones sexuales.

Si bien estos síntomas no siempre indican cáncer, su presencia justifica una evaluación médica inmediata.

¿Cuándo visitar al médico?

Es crucial buscar atención médica si:

  • Hay sangrado vaginal anormal, especialmente después de la menopausia.
  • Se presentan otros síntomas persistentes, como dolor pélvico o flujo vaginal inusual.
  • Existe un historial familiar de cáncer ginecológico o factores de riesgo conocidos.

El diagnóstico temprano mejora significativamente las probabilidades de un tratamiento exitoso.

Diagnóstico

El médico puede utilizar las siguientes herramientas para diagnosticar una neoplasia maligna del útero:

  1. Examen físico y ginecológico.
  2. Ecografía transvaginal:
    • Evalúa el grosor del endometrio y detecta anomalías.
  3. Biopsia endometrial:
    • Toma de una muestra del tejido del endometrio para analizarlo.
  4. Histeroscopia:
    • Inspección del interior del útero mediante una cámara.
  5. Imágenes avanzadas:
    • Tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) para determinar la extensión de la enfermedad.

Tratamiento

El tratamiento dependerá del tipo y la etapa del cáncer, pero las opciones principales incluyen:

  1. Cirugía:
    • Histerectomía (extirpación del útero), a menudo acompañada de la extracción de los ovarios, trompas de Falopio y ganglios linfáticos.
  2. Radioterapia:
    • Para destruir células cancerosas residuales o reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía.
  3. Quimioterapia:
    • Uso de medicamentos para tratar el cáncer que se ha diseminado o que es agresivo.
  4. Terapia hormonal:
    • Indicada en algunos casos, especialmente si el cáncer es sensible a las hormonas.
  5. Inmunoterapia o terapias dirigidas:
    • En casos avanzados, se utilizan medicamentos que atacan células cancerosas específicas.

Prevención

Aunque no siempre se puede prevenir, algunos hábitos pueden reducir el riesgo:

  • Mantener un peso saludable y una dieta equilibrada.
  • Realizar actividad física regularmente.
  • Controlar enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión.
  • Usar anticonceptivos hormonales bajo supervisión médica (pueden ofrecer protección contra el cáncer de endometrio).
  • Someterse a chequeos ginecológicos regulares.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *