La hipertensión pulmonar es una enfermedad en la que la presión arterial en las arterias de los pulmones se eleva anormalmente, dificultando que el corazón bombee sangre hacia ellos. Esto puede causar fatiga, dificultad para respirar y, si no se trata, daño grave al corazón y los pulmones. Es una condición progresiva que puede estar asociada con otras enfermedades o surgir sin una causa evidente.
Causas
La hipertensión pulmonar puede tener diversas causas, clasificadas en cinco grupos principales:
- Hipertensión arterial pulmonar idiopática: Sin causa conocida, pero a menudo vinculada a factores genéticos.
- Causas relacionadas con enfermedades del corazón izquierdo: Como insuficiencia cardíaca o problemas en las válvulas cardíacas.
- Causas relacionadas con enfermedades pulmonares crónicas: Incluyendo EPOC, fibrosis pulmonar y apnea del sueño.
- Tromboembolia pulmonar crónica: Causada por coágulos sanguíneos recurrentes en los pulmones.
- Otras condiciones: Enfermedades autoinmunes, infecciones como VIH o esquistosomiasis, o el uso de ciertos medicamentos.
Signos y síntomas médicos
Los síntomas iniciales pueden ser leves, pero empeoran con el tiempo. Entre los más comunes se encuentran:
- Dificultad para respirar (especialmente al realizar actividades físicas).
- Fatiga extrema.
- Dolor o presión en el pecho.
- Hinchazón en piernas, tobillos o abdomen.
- Latidos cardíacos irregulares o acelerados.
- Mareos o desmayos.
Si experimentas estos síntomas, especialmente al realizar actividades diarias, es importante buscar atención médica.
¿Cuándo visitar al médico?
Consulta a un médico si tienes dificultad para respirar que no mejora con el descanso o si presentas otros síntomas persistentes como dolor en el pecho, fatiga extrema o hinchazón. También es crucial buscar atención médica si tienes antecedentes de enfermedades cardíacas, pulmonares o coágulos sanguíneos.
El diagnóstico temprano puede marcar la diferencia en el manejo de esta enfermedad progresiva y evitar complicaciones graves como insuficiencia cardíaca derecha.
Tratamiento
El tratamiento depende de la causa subyacente y la gravedad de la hipertensión pulmonar. Incluye:
- Medicamentos específicos:
- Vasodilatadores para relajar los vasos sanguíneos.
- Anticoagulantes para prevenir coágulos.
- Diuréticos para reducir la acumulación de líquidos.
- Oxígeno suplementario en casos de hipoxia (niveles bajos de oxígeno).
- Cambios en el estilo de vida:
- Evitar grandes esfuerzos físicos.
- Mantener un peso saludable.
- Reducir el consumo de sal.
- Procedimientos médicos:
- En casos graves, se puede considerar la septostomía auricular o incluso un trasplante pulmonar.
Es fundamental seguir las indicaciones del médico y acudir a controles regulares para ajustar el tratamiento.