Hernia Discal

La hernia discal ocurre cuando el núcleo gelatinoso de un disco intervertebral se desplaza a través de una fisura en su capa externa, presionando los nervios cercanos. Es una causa común de dolor en la espalda o el cuello y puede irradiar hacia brazos o piernas. Aunque en muchos casos mejora con tratamiento conservador, en situaciones graves puede requerir cirugía.

Causas

La hernia discal puede ser el resultado de:

  1. Degeneración natural:
    • Los discos pierden elasticidad con la edad, volviéndose más propensos a rupturas.
  2. Lesiones o esfuerzos:
    • Levantar objetos pesados de forma incorrecta.
    • Movimientos bruscos o repetitivos.
  3. Factores de riesgo:
    • Obesidad (mayor carga sobre los discos).
    • Sedentarismo o falta de fortalecimiento muscular.
    • Predisposición genética.
    • Profesiones que implican actividades físicas intensas.

Signos y síntomas médicos

Los síntomas dependen de la localización y severidad de la hernia:

  1. Hernia en la zona lumbar (parte baja de la espalda):
    • Dolor que irradia hacia una pierna (ciática).
    • Entumecimiento o debilidad en una pierna o pie.
    • Dolor al sentarse, toser o estornudar.
  2. Hernia en la zona cervical (cuello):
    • Dolor que irradia hacia el hombro, brazo o mano.
    • Entumecimiento o debilidad en los dedos.
    • Rigidez en el cuello.
  3. Casos graves:
    • Pérdida del control de la vejiga o los intestinos (síndrome de cauda equina), que requiere atención médica urgente.

¿Cuándo visitar al médico?

Consulta a un médico si:

  • El dolor persiste durante varias semanas o empeora con el tiempo.
  • Sientes debilidad, entumecimiento o dificultad para caminar.
  • Experimentas pérdida de control de la vejiga o intestinos.

Un diagnóstico se realiza mediante evaluación física, análisis de síntomas y estudios de imágenes como resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC).

Tratamiento

La mayoría de los casos mejora con tratamiento no quirúrgico:

  1. Conservador:
    • Medicamentos: Antiinflamatorios, analgésicos o relajantes musculares.
    • Fisioterapia: Ejercicios para fortalecer los músculos y mejorar la movilidad.
    • Reposo relativo: Evitar actividades que agraven el dolor, pero sin permanecer completamente inmóvil.
  2. Inyecciones epidurales:
    • Corticosteroides para reducir la inflamación y aliviar el dolor.
  3. Cirugía (en casos severos):
    • Laminectomía o discectomía para aliviar la presión sobre los nervios.
    • Indicada si el dolor no mejora después de varios meses de tratamiento conservador o si hay síntomas graves como pérdida de la función nerviosa.

Prevención

  • Ejercicio regular: Fortalecer los músculos de la espalda y mantener una buena postura.
  • Evitar levantar objetos pesados de forma incorrecta: Doblar las rodillas y usar la fuerza de las piernas en lugar de la espalda.
  • Mantener un peso saludable: Reducir la carga sobre la columna vertebral.
  • Adoptar buenas posturas: Al sentarse, pararse y dormir, evitando tensiones innecesarias en la espalda.

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