Crisis Miasténica

Una crisis miasténica es una emergencia médica en la que los músculos responsables de la respiración se debilitan tanto que la persona no puede respirar adecuadamente por sí sola. Esta crisis se presenta en personas que padecen miastenia gravis, una enfermedad autoinmune que afecta la comunicación entre los nervios y los músculos. En condiciones normales, la miastenia gravis puede causar debilidad muscular leve a moderada, pero durante una crisis, el debilitamiento es severo y puede ser mortal sin atención inmediata.

¿Cómo comprobar los signos y síntomas de una crisis miasténica?

La clave está en vigilar la intensificación súbita de los síntomas de miastenia gravis, especialmente los relacionados con la respiración y la deglución. Estos son los signos principales:

  • Dificultad para respirar o sensación de falta de aire incluso en reposo.
  • Debilidad muscular generalizada que empeora rápidamente.
  • Incapacidad para sostener la cabeza, hablar con claridad o tragar.
  • Babeo o tos al intentar tragar, lo cual indica que los músculos de la garganta están comprometidos.
  • Ansiedad, confusión o palidez por falta de oxígeno.
  • Movimientos torácicos anormales o superficiales, como si no se pudiera inflar completamente el pecho.

Si la persona ya ha sido diagnosticada con miastenia gravis y presenta alguno de estos síntomas, es muy probable que esté entrando en una crisis miasténica y debe ser trasladada a un hospital de inmediato.

Que hacer y que no hacer para aliviar los síntomas

Qué hacer:

  • Llamar a emergencias de inmediato. La crisis miasténica es potencialmente mortal.
  • Mantener a la persona tranquila y en posición semiincorporada, para facilitar la respiración.
  • Revisar si la persona tiene tratamiento médico registrado (tarjeta médica, pulsera, etc.).
  • Si el paciente cuenta con un ventilador no invasivo (BiPAP) en casa por indicación médica, colocarlo mientras llega la ayuda.
  • Avisar al personal de salud que se trata de un paciente con miastenia gravis.

Qué no hacer:

  • No forzar a la persona a beber agua o a comer, ya que puede atragantarse.
  • No administrarle medicamentos por vía oral si tiene dificultad para tragar.
  • No dejar a la persona sola, ya que su estado puede empeorar rápidamente.
  • No pensar que se trata solo de ansiedad o cansancio.

Causas comunes de una crisis miasténica

Una crisis miasténica puede ser provocada por diferentes factores, entre ellos:

  • Infecciones respiratorias o urinarias (la causa más frecuente).
  • Interrupción brusca de medicamentos para la miastenia gravis.
  • Uso de medicamentos contraindicados, como ciertos antibióticos (aminoglucósidos) o anestésicos.
  • Estrés emocional intenso o cirugía reciente.
  • Embarazo o menstruación en algunas mujeres.
  • Deshidratación o desequilibrios electrolíticos.

Conocer estas causas ayuda a prevenir futuras crisis y mejorar el manejo de la enfermedad de base.

Posible tratamiento para la crisis miasténica

El tratamiento debe iniciarse en un hospital con cuidados intensivos. Incluye:

  • Soporte ventilatorio (ventilación mecánica) si la persona no puede respirar por sí sola.
  • Plasmaféresis o inmunoglobulina intravenosa (IVIG) para reducir los anticuerpos que bloquean la función neuromuscular.
  • Anticolinesterásicos como la piridostigmina, aunque en algunos casos graves se suspenden temporalmente.
  • Corticoides e inmunosupresores bajo supervisión médica para controlar la enfermedad de base.
  • Antibióticos si hay una infección subyacente.

Tras la estabilización, se debe revisar y ajustar el tratamiento de la miastenia gravis para evitar nuevas crisis.

¿Cuándo ir al médico?

Debes acudir al médico de inmediato o a emergencias si:

  • La persona con miastenia gravis presenta dificultad para respirar, tragar o hablar.
  • Se siente más débil de lo normal, especialmente en el cuello, cara o músculos respiratorios.
  • Tiene fiebre o signos de infección.
  • No responde a su tratamiento habitual.
  • Empieza a sentir que los síntomas empeoran rápidamente en pocas horas.

Un manejo temprano puede evitar que una crisis leve progrese a una situación de riesgo vital. No se debe esperar a que los síntomas se resuelvan solos.

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