
Las piscinas públicas son una excelente opción para refrescarse, hacer ejercicio o pasar tiempo en familia, pero también pueden ser un foco de infecciones si no se toman las precauciones adecuadas. En ambientes húmedos y con gran afluencia de personas, proliferan microorganismos que pueden provocar desde infecciones de piel hasta problemas gastrointestinales. Por eso, es fundamental seguir algunas recomendaciones sencillas para cuidar tu salud y la de los demás.
1. Dúcate antes y después de usar la piscina Bañarse antes ayuda a reducir la cantidad de gérmenes en el agua. Ducharse después elimina cloro, bacterias y otros residuos que puedan quedar en la piel.
2. No entres al agua si tienes heridas abiertas o infecciones Las heridas expuestas son una puerta de entrada para bacterias y pueden contaminar el agua. Espera a que cicatricen antes de bañarte.
3. Usa sandalias en los alrededores Caminar descalzo en zonas húmedas favorece el contagio de hongos en los pies (como el pie de atleta) y verrugas plantares. Usa siempre sandalias o chanclas.
4. Evita tragar agua de la piscina Aunque el agua esté tratada, puede contener microorganismos. Enséñales a los niños a no tragar agua mientras nadan.
5. Lleva a los niños al baño antes de nadar Esto reduce el riesgo de accidentes dentro del agua. Cambia los pañales en zonas designadas y nunca en el borde de la piscina.
6. No nades si tienes diarrea Las personas con diarrea pueden contaminar el agua y provocar brotes de infecciones intestinales, incluso si usan cloro.
7. Protege tus oídos y ojos Usa tapones y gafas de natación si eres propenso a otitis o conjuntivitis. Seca bien tus oídos al salir.
8. Observa la limpieza del lugar Una piscina bien mantenida debe tener agua clara, duchas limpias y personal encargado del tratamiento del agua. Si el lugar no está en buenas condiciones, mejor evita usarlo.